He aquí un resumen de uno de los temas de Mamita Yunai. A la sombra del banano; la vida del lindero. En la obra maestra de Carlos Luis Fallas Sibaja, “Mamita Yunai”, podemos observar muchos aspectos de la sociedad de la época; como podrían ser el abuso de poder, el racismo, los actos ilícitos… pero en este caso, quiero hablar acerca de la deplorable forma de vida de los trabajadores de las bananeras. A través de este libro, principalmente en la segunda parte, podemos observar la forma en la que estas personas viven o mejor dicho sobreviven. A la sombra del banano; no solo es titulo de una parte de esta majestuosa obra, sino también el epitafio de muchos trabajadores de la época, que en busca de ganar dinero terminaban viviendo en condiciones infrahumanas. Desde el principio podemos ver la forma en la que trabajan estos hombres; no se les da buena alimentación, sus viviendas no son para nada confortables, se les considera simples animales de trabajo y se les ultraja de las formas más descaradas posibles. Pero lo que descubrimos más adelante es aun más interesante: atravesamos el espacio físico, para entrar en la psique de los individuos, lo más profundo de su ser. Vemos como los trabajadores de estas horribles prisiones, disfrazadas de sitios de trabajo, caen en la necesidad de vivir de los recuerdos, recuerdos felices. Lo triste de esto; es que estos no son más que recuerdos inexistentes generados por el alcohol, único “compañero leal” del lindero a través de su duro camino hacia el abismo… hacia el oscuro tártaro en el que habitan los titanes. Una vez que entramos en conciencia, descubrimos la razón de este etílico delirio, retomando en el punto de inicio, las condiciones espeluznantes en las que los linieros (que ya han dejado de vivir, pero no han tenido la dicha de morir para dejar su sufrimiento) habitan entre los árboles del banano. Es así como vemos, la razón final del extraño mundo que se crea en la cabeza del trabajador de los bananales; vemos como la mala comida, la fatiga del trabajo y la infinidad de torturas que se atraviesan constantemente en su camino, sumadas al vicio que el frívolo mandamás de las esclavistas compañías les han impuesto, terminan desgarrando completamente el abatido cerebro de estos desdichados, agravando aun más su ya precario estado de “vida”. Es así como los linieros supervivían, en ese extraño mundo de las bananeras, aguardaban sin saberlo esa hora de descanso final, ese tan merecido momento de tranquilidad, ese frío pero apaciguador beso de la muerte. Así es como “vivían” y morían los trabajadores en las bananeras, a la sombra del banano.